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sábado, 2 de junio de 2012

La publicidad debe provocar emociones

Lo ideal es que la publicidad genere emociones positivas en las personas que se exponen a los impactos publicitarios, está claro que, cuando se consigue crear esas percepciones en el usuario, el mensaje que reciben se graba en sus mentes y logra diferenciarse del resto de imágenes o sonidos que las marcas lanzan a diario.

Pero, ¿y si se generan emociones negativas? En este caso, el mensaje sigue grabándose en la mente de los consumidores y se diferencia del resto de impactos publicitarios, eso sí, negativamente. La cuestión es, si el cliente sabe distinguir entre si lo que no le ha gustado es la publicidad, o esa negatividad la extiende también al producto o marca.